[De corpore]. Obra de Thomas Hobbes (1588-1679), primera sección de los Elementos de filosofía (v.), publicada en Londres en 1655. La filosofía estudia los cuerpos, ya naturales (filosofía natural), ya ese cuerpo artificial que es el Estado (filosofía civil que comprende también la ética), conociendo las causas y los efectos y distinguiéndolos unos de otros. Y el objeto de la filosofía consiste precisamente en ponernos en disposición de producir ciertos efectos que se desean para comodidad de la vida humana. Todo el sistema de Hobbes está de este modo dominado por la concepción de un fin utilitario del conocimiento científico. La premisa de toda indagación filosófica es la lógica, que para Hobbes se reduce a un arte del cómputo, porque razonar no es para él sino un sumar y restar nociones. El fundamento de estas operaciones es el lenguaje, constituido por palabras o nombres, proposiciones (sumas de dos nombres), y silogismos (sumas de tres nombres).
Nada universal existe en la naturaleza ni en el espíritu, sino sólo nombres, fantasmas e imágenes de seres y cosas singulares. Así como todas las operaciones del pensamiento se efectúan, no sobre las cosas, sino sobre esos fantasmas, la verdad o falsedad de las proposiciones y de los silogismos consiste únicamente en una relación entre los nombres, no entre las cosas. El silogismo es el método, el camino que recorre la filosofía primero analíticamente, para conocer las causas de las propiedades de los cuerpos, y después sintéticamente, deduciendo de las causas los efectos. El análisis halla ante todo cuáles son los accidentes comunes a todos los cuerpos; en cuanto a las causas, resultan luego evidentes por sí mismas, y todo se reduce al movimiento. El método sintético induce del movimiento del punto la línea, de la línea unida al movimiento la superficie, y de ésta el volumen; así surge la primera parte de la filosofía natural, esto es, de la geometría. El estudio de los efectos del movimiento de un cuerpo sobre otro da lugar más tarde a la mecánica. A ésta sigue la física, que estudia los movimientos de las partes más pequeñas de los cuerpos (corpúsculos y moléculas). Viene después la moral, que considera los movimientos psíquicos, cuyas causas están en los sentidos, que se estudian en física. A su vez la filosofía política procede de la moral, puesto que sus principios se fundan en el conocimiento de los movimientos del alma.
El presupuesto del método sintético deductivo es la «filosofía primera», que contiene las definiciones de los principios universales y de las nociones que se relacionan con ellos. La noción más indeterminada y universal es la de-espacio, que no es nada real, sino que existe sólo en el espíritu. Tampoco el tiempo existe por sí, sino que es solamente el «fantasma del movimiento». Uno y otro son divisibles en un número de partes que es cada vez finito, y que, con todo, puede ser siempre aumentado porque ninguno de ellos es indivisible. Todo lo que «independientemente de nuestro pensamiento», coincide y es coextenso con alguna parte del espacio imaginario, es el cuerpo; pero sus accidentes no son sino nuestros «modos de concebirlo». El abandono «continuo» de un lugar y la adquisición de otro, es el movimiento, en que el cuerpo por un tiempo por brevísimo que éste sea, no se encuentra en ningún lugar, sino que pasa de uno a otro: en realidad estar en un lugar significa estar quieto. La magnitud, por ser propia de todo cuerpo en cuanto tal, no es generada ni perece; pero no ocurre lo mismo con todos los demás accidentes, que nacen y perecen por efecto de la acción de un cuerpo sobre otro. La causa está siempre en el conjunto de todos los accidentes propios del cuerpo agente (causa eficiente), o del cuerpo paciente (causa material); y la causa de todo efecto es el movimiento. Pasando a la geometría, Hobbes parte de la definición del punto como extenso. En consecuencia de su fundamento sensualista, considera erróneas todas las nociones fundamentales de la geometría tradicional (punto, línea, superficie, volumen), y acaba por perderse entre problemas insolubles como la cuadratura del círculo y la trisección del ángulo, en paradójica polémica con los más eminentes matemáticos de su tiempo. En física procede por hipótesis (que no piensa verificar con la experiencia) y, pasando revista a una serie de fenómenos, luz, calor del sol, viento, etc., y todas las cualidades sensibles, como olor, color, etc., busca la causa de cada uno de ellos. La preocupación apriorista constituye la debilidad de esta física desde el punto de vista científico.
Las sensaciones, única fuente de toda la vida psíquica, no son sino modificaciones del sujeto que siente, producidas por el movimiento de un cuerpo exterior, el cual, ejerciendo presión sobre los órganos del sentido, hace surgir el fantasma o representación. Éste aparece como exterior, porque la resistencia del órgano al estímulo es un movimiento dirigido hacia el exterior. Los movimientos determinados por la acción de los objetos sobre los órganos provocan además nuestras reacciones sobre el mundo exterior, esto es, los llamados movimientos voluntarios, con que se busca lo que conviene para la conservación del organismo o viceversa. Así, la voluntad no es para Hobbes una facultad de querer libremente, sino únicamente la capacidad de realizar lo que necesariamente se quiere. Por lo tanto es idéntica en el hombre y en el animal: En su conjunto, el De corpore, una de las más significativas expresiones de la filosofía de Hobbes, hace resaltar la contradicción inherente en ella, entre una concepción fenomenista de lo real, resuelta en representaciones, y un realismo ingenuo por el cual, los cuerpos son concebidos como exteriores e independientes del pensamiento, sin que esto quede justificado.
E. Codignola