[De habitu virginum]. Pequeño tratado moral de San Cipriano (martirizado en 258), escrito hacia el año 249, poco después de su elevación al episcopado de Cartago, para exhortar a las jóvenes de la comunidad que se habían ofrecido a Cristo, a que siguieran, en su actitud y sus vestidos, una línea de conducta en armonía con su profesión religiosa.
Las vírgenes no deben hacer alarde de vestidos y joyas, no deben pintarse la cara y los cabellos, no deben participar en banquetes nupciales ni en los baños públicos comunes a los dos sexos. Deben, en una palabra, evitar toda tentación de los sentidos y tratar de no inducir a ella a los demás. La profesión de virginidad no es un deber absoluto, sino objeto de una elección tan libre como meritoria; sin embargo, una virgen digna de este nombre no se contentará tan sólo con ser tal, sino que también tendrá que parecerlo. El opúsculo, en veinticuatro breves capítulos, es, por su tema, por su plan, por sus detalles de estilo y léxico, una imitación servil de algunos escritos análogos de Tertuliano: De Pudicitia; De Virginibus velandis; Del atavío de las mujeres (v.).
M. Niccoli