[Della vita di Giuseppe Mazzini]. Obra de Jessie White Mario (1832-1906). Llegada joven a Niza desde, su tierra de Portsmouth, Jessie White, que luego se casó con el literato garibaldino Alberto Mario, conoció a Garibaldi. Vuelta a la patria conoció a Mazzini, que en 1856 la asoció con él en su propaganda patriótica, confiándole delicadas misiones.
De tal modo estuvo compenetrada con el gran conspirador, que con frecuencia él la quiso a su lado; colaboró con él como había colaborado con Garibaldi, viviendo la vida de entusiasmos, de inquietudes y de luchas de los patriotas italianos. Su alma y su mente estaban, por tanto, muy bien preparadas para contar la vida de Giuseppe Mazzini, para describir su apostolado sublime. Publicada en 1886, la biografía del gran italiano comienza con su nacimiento; después sus estudios, su doctorado en leyes. Pero bien pronto se lanza Mazzini en brazos de la política. Detenido, la cárcel lo exalta en lugar de aplacarlo. Puesto en libertad, va al extranjero, y en continuo destierro permanecerá después, excepto breves paréntesis, durante toda su vida. Desde Marsella el desterrado dirige el histórico mensaje «Se no, no!» a Carlos Alberto y los primeros escritos de la «Giovine Italia», que tuvieron en seguida grandísima difusión.
Comienzan las persecuciones, las víctimas; Mazzini es condenado a muerte en rebeldía. Expulsado de Francia, se traslada a Suiza, a Inglaterra, luego de nuevo a Suiza, a Francia, siempre incansable, siempre animado de ardiente fe, inspirador y consejero de muchas tentativas revolucionarias en Italia. Por fin, en 1848 se le abre el camino de la patria. En . Milán es simple soldado de la misión Garibaldi y marcha al lado del general, llevando la bandera «Dios y pueblo». Al año siguiente está en Roma, triunviro dé la República Romana. Pero la joven república es sofocada por las armas francesas. El apóstol vuelve a Londres, donde prosigue su entusiasta actividad «salvando todos los obstáculos, rodeado de enemigos de todas las lenguas, fuerza, perfidia, destreza»; pero nunca duda. Continúa siendo siempre el espíritu motor de la revolución italiana, tratando sobre todo de inclinar los ánimos hacia Roma, el coronamiento de la unidad italiana. En 1870 vuelve a Italia, va a Sicilia, donde tenía que iniciarse un movimiento republicano para marchar sobre Roma.
Pero es detenido y llevado a Gaeta. En la cárcel sabe la noticia de que en Roma está izada la bandera tricolor. Cuando qúeda en libertad, su cuerpo está moribundo, su delicada constitución está deshecha por la. larga espera y por el incesante trabajo intelectual. En una de las últimas visitas que le hizo Jessie, Mazzini, gravemente enfermo, «quiso que ésta le contase paso a paso la marcha de los acontecimientos» de los cuales ella había sido testigo. Jessie White Mario obedeció y fue la primera en contar al pueblo la historia de aquellos cincuenta años de vida y de fe en la patria. La compenetración que ella tuvo con Mazzini y con otros patriotas le proporcionó la posibilidad de ilustrar los acontecimientos con numerosas cartas y documentos que dan particular valor a esta primera biografía del gran genovés.
G. Mira