Obra de ambiente sevillano y torero del novelista, periodista y crítico taurino Alejandro Pérez Lugín (1870-1926). En una corrida en que torea el famoso diestro Manuel Carmona, se revela el joven novillero Currito de la Cruz, cuya triunfal carrera de matador empieza entonces y le compensa de no haber sido hasta ese momento más que un expósito que, en la Inclusa de Sevilla fue el favorito de la Madre María del Amor Hermoso, que depositaba en él la ternura destinada a un hijo suyo de la misma edad que le fue arrebatado para ingresarlo en dicha Inclusa, y al que no logró identificar nunca. Currito se enamora de Rocío, hija de Manuel Carmona, y ella le corresponde al principio, pero luego le abandona por otro, de quien tiene una hija.
Currito perdona el desliz, acepta a la descarriada y se casa con ella, después de una sentimental escena de reconciliación de ésta con sus padres y de un final en que la Madre María del Amor Hermoso es invitada a considerar a Currito como su verdadero hijo, problema que queda en una deliberada incógnita. El propósito del autor fue pintar la vida de la torería en Sevilla y en Madrid. Un agitado y pintoresco mundillo de toreros, apoderados, empresarios, críticos y aficionados pulula por sus páginas y se expresa en un habla andaluza a veces graciosa y chispeante y a veces empalagosa. Cortijos, plazas de toros, cafetines, la Inclusa sevillana, el hogar del torero Carmona, las fincas camperas donde se verifican «tientas», constituyen el marco de esta novela cuyo éxito se debió ante todo al fácil y epidérmico pintoresquismo y a la dulzona historia sentimental que relata.
C. Martínez Barbeito