Cuestiones Varias, Santo Tomás de Aquino

[Quaestiones quodlibetales]. Obra de Santo Tomás de Aquino (1225-1274), que refleja de modo muy vivo las costumbres doctrinales y pe­dagógicas de las Escuelas medievales. Se trata, en efecto, de la preparación escrita y, por lo tanto, de la información, acerca de algunas discusiones públicas y solemnes, ce­lebradas delante de toda la masa escolar en una iglesia principal de la ciudad, sede de un «Studium generale» o universidad, y que tenían lugar generalmente en adviento o durante la cuaresma. En ellas se ponían en discusión, no los temas generales de la enseñanza, sino con preferencia las últimas consecuencias en torno a las cuales las doc­trinas y las opiniones de distintos maes­tros eran diversas y opuestas. No hay, pues, en esta obra ninguna verdadera unidad de tratado, y presuponen, para ser entendidas, el conocimiento de las doctrinas propias de la ciencia teológica y filosófica, moral y ju­rídica de la Edad Media. La elección de las cuestiones dependía en los maestros de su libre iniciativa — «quod libet» — de donde el título de las cuestiones, que eran luego reunidas en una obrita llamada «Quodlibetum».

Son doce los «Quodlibeta» que escri­bió Santo Tomás y todos se refieren a su enseñanza efectuada en París; pero el orden que ahora tienen en las ediciones no es el cronológico. En efecto, los «Quodlibeta», desde el I al VI, y el XII son de su segunda época de enseñanza, por los años 1269-72, mientras que del VII al XI son de su pri­mera época, de 1256 a 1259. Cada «Quodlibetum» contiene de siete a doce cuestiones; sólo el último contiene veintidós; las cues­tiones, a su vez, se desarrollan en uno o más artículos. Algunas son de grandísima im­portancia, incluso para la teología y la fi­losofía actuales; otras son importantes por referirse a las preocupaciones doctrinales del siglo XIII; otras tratan de cuestiones de poco interés, y hasta de algunas de pura curiosidad. Muchas se refieren a Dios y sus perfecciones, o a Jesucristo y la actividad de sus dos naturalezas; no pocas se refieren a los ángeles, su naturaleza y sus prerroga­tivas; varias atañen al conocimiento en Dios, en los ángeles, en el hombre, a la prescien­cia divina y a la libertad creada; muchísi­mas tratan del hombre, del alma humana, de la unión del alma y del cuerpo y, en el orden sobrenatural, de la gracia y los sa­cramentos, los pecados, las virtudes y los vicios, la obligación de la limosna y de la restitución, del matrimonio y sus obligacio­nes, de la vida religiosa y sus condiciones, de las penas temporales y las eternas y de la gloria de los bienaventurados.

C. Giacon, S. J.

Al rehabilitar en Dios la criatura y el orden natural, el humanismo de Santo To­más rehabilita en Dios el arte y la belleza y rehabilita también la vida de la ciudad profana, el orden social, político y el movimiento de progresión de la humanidad. (J. Maritain)