Título con que se conocen unas cartas del filósofo y místico arabigoespañol Abü Muhammad cAbd al-IJaqq ibn Sabcín (1216-1270), llamado «Qutb al-din» («polo de la religión»). Natural de Murcia, se estableció en Marruecos, donde fundó una comunidad religiosa integrada por individuos que hacían profesión de pobreza voluntaria; murió en la Meca. En 1240 y por encargo de los almohades, escribió esta serie de epístolas en respuesta a las tesis filosóficas que propuso (o que se dice que propuso) el emperador Federico II a los doctos musulmanes de su época, acerca de la eternidad del mundo, de las ciencias preliminares y del fin de la metafísica, y del alma. Las respuestas de Ibn Sab‘in son algo pedantes, y derivan de Aristóteles, pero visto a través de sus comentaristas musulmanes, aunque también recurre al misticismo sufí, de origen neo- platónico, para explicar el fin de la vida, que para él es la absorción entera de la persona humana en Dios. Muchos autores le consideran herético por la tendencia pan- teísta de su sistema filosófico. Resumen del contenido y traducción parcial al francés por A. F. Mehren, con el título Correspondance du philosophe soufi Ibn Sabin avec Vempereur Frédéric II, publicado en la revista «Journal Asiatique», 1879: II, páginas 341-454.
D. Romano