Cuando se es Alguien, Luigi Pirandello

[Quando si é qualcuno]. Comedia en tres actos de Luigi Pirandello (1867-1936), representada en 1933. Es la interpretación, casi autobiográ­fica, de la celebridad y del triste peso que la acompaña: uno de los ejemplos de cris­talización de la vida. «Alguien», escritor afamado y de unos cincuenta años, escribe para una muchacha de la que está enamora­do poesías juveniles y felices, firmándolas con el nombre de Délago, joven escritor que vive en América. El escritor no puede re­velar su verdadera personalidad, ya que de este modo descubrirían en él un torpe deseo de juventud. En efecto, en el mo­mento en que se descubre quién es Délago, cae sobre él una oleada de acusaciones, que le tachan de inmoralidad y bajeza. Él no puede ser distinto de lo que ha llegado a ser para la muchedumbre: es imposible evitar los vínculos de la sociedad; y «Al­guien» acaba por volver a ésta con resigna­ción.

En su quincuagésimo cumpleaños toda la nación le celebra, y el escritor soporta tristemente su entierro en vida. Simbólica­mente, su butaca se eleva y él se pone rígido en una inmovilidad de monumento. La con­versión del poeta en monumento es, entre las invenciones de Pirandello, la más es­trictamente personal y oculta bajo las que­jas sobre los males de la celebridad, la nostalgia de la juventud. Es un verdadero adiós a la juventud del autor, quien en­cuentra acentos desesperados sobre la so­ledad de la vejez. Una vez que se ha he­cho esta confesión, lo demás es una histo­ria patética de inhibiciones y renuncias. La celebridad (la vejez) no es más que una re­ducción de la vida a los mínimos términos, a un módulo último y rígido. A partir de entonces sólo espera uno la muerte, rígida inmovilidad, trágica venganza sobre la vida y el tiempo. Pero el escritor llega a aburrirse de repetir para sí la enésima fábula y reducirse a representar, de sí mismo, los fatuos semblantes, las fortuitas ocasiones del poeta coronado de laurel: de hacer, vi­viendo, su propia necrología.

G. Guerrieri

También esta supuesta tragedia no es más que un proceso incomprendido de la mente humana… falso drama de ideas, que domi­na y configura de una manera abstracta re­curriendo incluso a gestos y actitudes sim­bólicas. (B. Croce)