[Crónica]. Es una especie de autobiografía, editada por vez primera en 1720 y, posteriormente, en 1905, debido al particular interés de Giosué Carducci, con la que Bonaccorso Pitti (siglos XIV-XV) aspiró a dejar memoria a sus hijos y nietos de sus arriesgados viajes, embajadas, dignidades obtenidas, en una palabra, del decoro y el honor que, gracias a él, había alcanzado el nombre de los Pitti, con el fin de ponerles en guardia contra los peligros de los que había conseguido librarse milagrosamente y despertar en ellos la magnanimidad y la firmeza en los propósitos, que acrecentarían todavía más aquel nombre que él les legaba. Se trata de un fin didáctico, común, por lo tanto, a todas las crónicas domésticas. La presente nos proporciona, mejor que cualquier otro libro, una viva imagen de aquella gran burguesía florentina que dirigió el gobierno de la República desde la caída de los Ciompi (1382) al advenimiento de Cosme de Médicis (1434), y que fue llamada oligarquía. Si se disimulan las rudezas y la absoluta falta de escrúpulos que son peculiares de Bonaccorso, el vigor del contenido, la afabilidad en la conversación y la exquisitez del cortesano le sitúan junto a un Niccoló de Uzzano, a un Reinaldo degli Albizi, a un Filippo Corsini y a un Gino di Neri Capponi. Asimismo este librito explica, mejor que muchos estudios farragosos, cómo Florencia pudo hacer frente a Gian Galeazzo Visconti y obligarle a un duro desgaste de todas sus energías, tanto en Italia como en Europa.
G. Franceschini