[Pismá ot Rim]. Son una serie de impresiones, descripciones, recuerdos, consideraciones escritas en prosa por el poeta búlgaro Konstantin Velickov (1855-1907), durante y después de su estancia en Roma en 1866. Son veintidós en conjunto, pero las dos últimas, a pesar de estar reunidas bajo el título común, no se refieren a Roma, sino a la vida y la obra de Benvenuto Cellini, y a las excavaciones de Pompeya. Las otras veinte podrían dividirse sustancialmente en dos partes: Roma pagana y Roma papal. El propio autor no puede decir cuál de las dos Romas se impone más a su admiración. Cuando ve las ruinas grandiosas de la Roma imperial no puede contener un impulso de enojo contra los papas autores o responsables de la vandálica destrucción de tantos monumentos paganos; pero su enojo se aplaca y se convierte en nueva admiración cuando se halla ante la majestad de las grandes obras monumentales de la Roma papal». «Si en Roma — dice — no hubiera más que San Pedro y la Capilla Sixtina, ya valdría la pena venir a verla desde el extremo confín del mundo.» Las Cartas de Konstantin Velickov no son, por lo demás, pura descripción de cosas vistas. El poeta no pierde ocasión de ilustrar hombres y cosas y recordar acontecimientos, episodios y costumbres a la luz de la historia, de la tradición, de la leyenda. Por esto las Cartas están llenas de digresiones y consideraciones personales que avivan sus páginas descriptivas. Poco importantes como obra de arte y de pensamiento, las Cartas tienen el mérito, muy relativo al tiempo en que fueron escritas y al lector a quien van dirigidas, de dar a conocer, por primera vez, los grandes valores materiales y espirituales de Roma, y de aclarar hechos, cosas y personas hasta entonces mal conocidas entre los búlgaros, que acababan de salir de una servidumbre de cinco siglos.
E. Damiani