[Canti e pregliiere]. Poesías de María Barbara Tosatti (1891-1934), publicadas en Roma en 1932. Dulce y melancólica piedad de sí misma, nostalgia de una juventud transcurrida sin amor, combatido repudio de las vanas apariencias terrenales, sin embargo tan llenas de ilusiones: son éstos los motivos de humana y dolorida contradicción que hacen poéticamente viva la inspiración religiosa de estas diecinueve poesías, publicadas dos años antes de la precoz muerte de la autora. Se habló de Leopardi, a propósito de esta poetisa, y no sabríamos decir con qué criterio, pero quizás deteniéndose ante la complaciente evidencia de la forma rotundamente clásica. Cierto es que una sustancial fijeza psicológica, común a mucha poesía contemporánea, excluye la supuesta inactualidad de su arte, y basta para diferenciarla de los clásicos. La atención dolorosa al desarrollo de la trama psicológica, que enriquece con mucha humanidad la poesía de un Leopardi, se distrae pronto, en la Tosatti, por una luz, un color, que bastan para polarizar la poesía alrededor de un fragmento de paisaje, a una inflexión del canto. La voz más sincera de Tosatti, en su modesta humildad, en su renunciación a la vida, su religiosidad, que no es argumento de profunda meditación sino más bien una asustada e infantil petición de protección, nos pueden llevar, en cierto modo, a la situación espiritual de Corazzini y de los «crepusculares» en general. De manera que las llamadas formales a la tradición, y principalmente a Leopardi, que constituyen el factor más exterior de esta poesía, aparecen casi siempre bajo la forma de residuos de una educación escolar no perfectamente superada.
G. Bassani