[Chants du soldat]. Recopilación de poesías patrióticas de Paul Dérouléde (1846-1914), publicada, en dos series, en 1872 y en 1875. Son un típico documento de la rehabilitación moral que, al día siguiente de Sedán, la nación francesa trató de dar a su vida, con el recuerdo de la pasada grandeza y la espera de un futuro mejor. El poeta incita a Francia a no ceder ante el dolor y a sentirse fuerte ante cualquier acontecimiento. Con ímpetu romántico el cantor hace sentir el orgullo de los sufrimientos y, con delicado amor hacia la vida y la juventud, demuestra que sólo en la desgracia se madura la entrega a la nación y a sus ideales. La facilidad sentimental, en gran parte efusiva, no impide que más allá de su valor de documento histórico esta obra conserve algún interés en las cadencias delicadas de algunas poesías: los «Cazadores de infantería» [«Chasseurs á pied»], que muestra el orgulloso atrevimiento de los soldados y su sentido del deber; «¡Adelante!» [«En avant!»], que incita a los jóvenes a ser fuertes y a perseguir al enemigo en la llanura: la muerte no importa y el cañón siega a los valientes («Viva la tumba cuando el país está a salvo. ¡Adelante!»). Un mundo idílico une la ternura del amor con el sufrimiento del soldado por la patria, cuando en la «Escarapela tricolor» [«La cocarde tricolore»], después de tres días de marcha, un retén llega a una casa y una mujer en el umbral invita a entrar, pero se oye el toque de generala y un soldado le regala la escarapela que la mujer coloca en su cabeza. «El sargento» [«Le sergent»], un poema breve bastante bien torneado, ilustra la muerte de un viejo valiente que, estando herido de gravedad, anima, antes de morir, a un soldado bisoño, para que cumpla hasta el último extremo con su deber hacia la patria. Estos Cantos del soldado mantienen su sabor popular dentro de la tradición de los regimientos franceses, aunque sea escasa su consistencia artística, más que nada ligada a un sentimentalismo de vena fácil.
C. Cordié