Colección poética del escritor mexicano Juan de Dios Peza (1852-1910), publicada en 1884, y en la cual se reveló su autor como poeta humano. Sus anteriores facultades de versificador — escribe Urbina (La vida literaria en México, pp. 141-142) — sólo sirvieron de preparación para el momento en que una tragedia íntima colmó de amargura el corazón del hombre, y le hizo llorar rítmicamente un desengaño, y así, mojar de llanto las pensativas cabecitas de sus hijos. Estos versos que sonríen a los niños como para ocultarles la pena de la vida, y juegan con ellos con enternecedora alegría, y, reprimiendo el llanto, los besan y acarician, han recorrido el mundo; están traducidos a varios idiomas y se los saben de memoria los chicos y los grandes. Es que son cristalinos y puros por dentro y por fuera, de forma y de fondo, y con su arte sencillo y una emoción cierta, logran conmover a las gentes buenas, a las que no se preocupan de distinguir las fórmulas ni los refinamientos. Este es el poeta, no diremos popular, sino doméstico. A medida que humanizaba y sensibilizaba su obra, iba haciéndose, no tan sólo más interesante, sino también más personal; e iba perdiendo, conforme avanzaba, su parentesco con los versificadores peninsulares. A este instante de su desarrollo lírico pertenece la composición «En mi barrio», la más acabada y sentida quizás de cuantas produjo la franca inspiración de Juan de Dios Peza.
A. Millares Carlo