[Lieder]. Las composiciones de este género del músico austríaco Hugo Wolf (1860-1903), a las que debe principalmente su fama, se publicaron sucesivamente en varias colecciones, cada una de las cuales contiene textos poéticos de un solo autor, o de carácter determinado. Así tenemos 53 canciones con texto de Mórike (1888), 20 con texto de Goethe (1888-89), el llamado Libro de las canciones sobre traducciones de P. Heyse y H. Geibel [Spanisches Liederbuch] que contiene 34 canciones profanas y 10 sagradas (1889-1890); el Libro de canciones italianas [Italienisches Liederbuch] sobre 46 imitaciones de poesías de P. Heyse (1890-96), 6 canciones sobre textos de Gattfried Keller, y en fin, sobre poesías de Miguel Angel (1897). Wolf suele ser considerado por los músicos como el representante de una nueva clase de «lied» por el relieve dado a todos los detalles del texto, por el carácter declamatorio de su canto (por lo que muchos han definido esta forma como «canción declamatoria»), por la mayor importancia concedida a la parte pianística, por una marcada tendencia a la pintura musical, por la renuncia general a la forma estrófica, por la audacia de las armonías no exentas de ciertas durezas; en fin, en muchos casos, por una típica nota humorística (mejor quizás sería decir cómica o francamente grotesta). Pero en realidad esos elementos artísticos (por lo común no inventados por Wolf aunque llevados por él a mayor desarrollo), son insuficientes para caracterizar al autor y su obra.
Verdad es que en Wolf, que vivió en una época ya llena de resonancias wagnerianas, se notan experiencias formales e interiores que no podían tener los maestros clásicos del «lied» (clásicos a pesar de ser románticos, como los excelsos Schubert y Schumann), y que en parte faltan también en Brahms (más independiente, como es sabido, del mundo wagneriano); por otra parte no es exacto que la declamación musical y el comentario pianístico en el «lied» hayan sido llevados al máximo desarrollo con Wolf, ni que la forma estrófica fuese en la época áurea del «lied» absolutamente esencial; bastaría para demostrar todo lo contrario, el Rey de los elfos de Schubert (v. Canciones dt Schubert). Si se quisiera dar una genérica indicación historicocrítica, se podría decir, que en Wolf la pureza de acentos líricos y dramáticos de los maestros anteriormente citados, se substituye por una tendencia sentimental atormentada y a menudo morbosa, de la cual ya se notaban algunos síntomas en «lieder» anteriores a Hugo Wolf, y que se continuará después en los de Richard Strauss y otros. La inquieta sinuosidad de sus armonías es en el fondo una misma cosa con el carácter de la inspiración, como también en las poesías de carácter religioso. Esta tendencia totalmente evidente ya en la colección de cantos sobre textos de Mórike (la primera es, según parece, la más popular) es, a pesar de su ambigüedad artística y espiritual, la más íntima y fecunda en inspiraciones felices de Wolf. Pero donde él tal vez alcanza los momentos más puros y más intensos es en las expresiones de un cansancio del alma, de un abandono doloroso y dulce a la vez. De esto es un bellísimo ejemplo la canción «Recogimiento» (en la cual, sin embargo, lo mejor de la inspiración está encerrado en los ocho primeros compases, repetidos al final, después de una digresión apasionada pero algo confusa).
Otras canciones muy bellas (aunque también aquí y allá deslucidas por acentos exasperados y enfáticos), son «En paz» [«Zur Ruh’»], «Sobre un eléboro» [«Auf eine Cristblume»], «En primavera» [«Im Frühling»] para no citar más que unas pocas. En otras el lirismo es más intemperante e incurre casi en un decadentismo melodramático como en el famoso «Es ella (la Primavera)» [«Er ist’s»]. Además no es raro que Wolf ceda a un mediano gusto burgués, típico de la Viena de aquellos tiempos, «Confesión voluntaria» [«Selbstgestándnis»], «Viaje a pie» [«Füssreise»] o también a un grotesco impulso del mismo origen ambiental («Partida» [«Abschied»]); en otras ocasiones se complace en onomatopeyas superficiales: «Canción del viento» [«Lied vom Winde»]. Entre las singularidades armónicas se podía notar el uso de la escala exátona («Para advertencia» [«Zur Warmung»]), «En una boda» [«Bei einer Trauung»]. La colección predilecta del autor era el Spanisches Liederbuch donde se encuentra toda la gama de sus sentimientos, de lo sagrado a lo profano. En conjunto, pues, la lírica de Hugo Wolf es varia, desigual, dispersa, pero no pocas veces lleva el sello indudable y característico de una personalidad genial que se manifiesta plenamente en la obra.
F. Fano