[Lieder]. En el año 1911 apareció la obra El jardincillo de las rosas [Der kleine Rosengarten], en la que el poeta Hermann Lons (1866-1914) había reunido una serie de canciones escritas en pocas semanas, que imitaban perfectamente las formas y el contenido de las verdaderas canciones populares, aun conservando una nota personalísima del autor. Aquí los personajes y el paisaje son los mismos de sus novelas: los aldeanos y los animales (estos últimos, a decir’ verdad, bastante fabulosos e irreales) del País de Lüneberg. Generalmente se trata de un joven que se desespera por no haber podido conseguir el amor de su adorada (es este un motivo que se repite muy a menudo, ‘por ejemplo en «Heidewind», o bien en el canto de la muchacha «Der eine allein» y en «Annemarie»). Algunas veces es un canto de alegría por las dulces horas pasadas con la persona amada bajo el cálido cielo y en los pinares frondosos del país, al estilo de la célebre canción de Walter von der Vogelweide (Bajo el tilo v.). Lons da extraños nombres a las plantas, nombres que algunas veces aluden a antiguas costumbres y antiguas creencias, pero que a menudo sólo han nacido en su fantasía. Los animales de sus poesías se casan, celebran divertidos banquetes de bodas; y por doquier respira y aletea el aire desvariado y cálido del campo en las horas de mediodía. Sin embargo, mirando las canciones con ojos críticos, no se puede dejar de hacer reservas. Hay con frecuencia un sentido inmediato de la poesía de la naturaleza; pero también a menudo hay improvisaciones y, algunas veces, mal gusto. Pese a todo ello, las poesías fueron acogidas con entusiasmo por la juventud alemana, que se apoderó de ellas para cantarlas en las excursiones, durante las fiestas, en las largas correrías de varios días que efectuaban los «Wandervógel», con acompañamiento de guitarra y mandolina.
C. Guerrieri