[Der Schatzgráber]. Balada del gran escritor alemán Johann Wolfgang Goethe (1749-1823), escrita en Jena en 1797 y publicada en el Almanaque de las Musas (v.) para 1798. Pertenece al tercer período de la vida del poeta, a la vuelta de su viaje a Italia (1786-1788). y es un claro reflejo de su armoniosa serenidad interna. La balada comprende cinco octavas de ritmo trocaico, rimadas ab-bc-ad-ac, y tiene su motivo en una noche obscura durante la cual un hombre se va al campo con la esperanza de hallar un hipotético tesoro con que poner fin a su mísera situación. Mientras ilusionado cava la tierra, se ve sorprendido en sus exorcismos por un muchacho que le invita a beber en una rutilante copa cuyos reflejos iluminan como si fuera de día, acompañando el ofrecimiento con esta admonición: «que en adelante sean el trabajo cotidiano, las semanas penosas y las alegres veladas gozadas con tus más queridas amistades, los tesoros de tu vida futura». Las vanas ilusiones jamás podrán proporcionar felicidad ni riqueza, y es por ello que el hombre sólo tiene un camino a seguir: el del fecundo trabajo. Fue el mismo Goethe quien indicó que esta balada se la inspiró un pasaje del Petrarca —Remedios de una y otra fortuna (v.).—, en la cual un niño lleva también una copa resplandeciente a un buscador de tesoros.
O. Lennovari