Conocido también por Libre de Blanquerna y Libre de Evast e Blarquema Novela religiosa del autor catalán Ramón Llull (1233-1315/16). Parece que la obra es fruto de sucesivas refundiciones. En una redacción inicial, constaría quizá de parte de los primeros libros y el epílogo, tal como hace suponer el eocplidt. Más tarde Llull, ante el famoso «rifiuto» de Celestino V, refundiría su obra según un plan mucho más vasto y ambicioso, en el que tendría en cuenta, en muchos de sus aspectos, el «curriculum vitae» del ermitaño Pietro de Morrone, que el día 5 de julio de 1294 fue elegido Papa con el nombre de Celestino V y renunció a su dignidad el 15 de diciembre del mismo año. En esta nueva redacción, de una estructura perfecta, debió dar entrada a obras que ya tendría compuestas con personalidad propia, como el Libro del amigo y del amado (v.) y probablemente el Libre de Ave Maria y L’art de Contemplado. El personaje Blanquerna, a quien vemos nacer, crecer, envejecer y retirarse, ya viejo y cansado, a la vida contemplativa, después de haber renunciado al Pontificado, aparece en otras dos obras de Llull bajo la forma de ermitaño: en el Félix o Libro de las maravillas (v.) y en el Liber super psalmum Quicumque, anteriores al Blanquerna en su forma actual. A pesar de todo, la obra, tal como se nos muestra hoy día, es de una trabada unidad interna.
«A la significança — escribe Llull — de les cinch naffres les quals nostre senyor Déu Jesu Crist prengué en l’arbre de la vera creu, per rembre lo seu poblé de la servitut del diable y captivitat en qué estava, volem departir aquest libre en cinch llibres…» [«A semejanza de las cinco heridas que nuestro señor Jesucristo recibió en el árbol de la verdadera cruz para redimir a su pueblo de la servidumbre del diablo y del cautiverio en que se hallaba, queremos dividir este libro en cinco libros…»]. Así, el libro I tratará del estado de matrimonio, el II del orden de clerecía, el III del orden episcopal, el IV del Pontificado y el V de la vida contemplativa. En cada uno de estos distintos estados u órdenes de vida, Llull (que aparece en la novela bajo la forma de personajes episódicos y anónimos y bajo la del alucinante juglar Ramón lo Foll, aun cuando indirectamente esté a la vuelta de cada una de las ideas y de cada uno de los personajes de la obra) intenta ordenar «su» realidad coetánea en un mundo perfecto presidido por la Fe Cristiana. Todo ese proceso, que va realizándose en distintas gradaciones, desde un plano familiar a un plano universal, se aglutina en torno a la figura de Blanquerna. Así sus padres — Aloma y Evast — constituirán la visión ideal del matrimonio; Natana, la doncella destinada a ser su esposa, y él, realizarán el ideal de vida regular; el héroe será, después, y sucesivamente, obispo, Papa y, finalmente, y sencillamente, ermitaño. La vida contemplativa, descrita magistralmente por Llull, es la coronación de la novela. En ella, Blanquerna escribirá el Libre d’Amic e Amat y tratará de L’Art de Contemplado. Este es el esquema ideológico. Pero, junto a él, hay todo un mundo de aventuras (algunas de ellas de tipo caballeresco), de voluntad de creación literaria, de emoción, de intriga y de vida.
Cruce de lo caballeresco y cortesano de la narrativa francesa y la lírica trovadoresca con lo burgués que empieza a nacer para la literatura (y que llegará a su máxima expresión literaria en el Decamerón, v.), todo ello dentro de una concepción espiritual de tipo franciscano y con ciertas reminiscencias del mundo oriental, el Blanquerna es una narración variopinta, por cuyas páginas discurren multitud de personajes, escogidos de entre el caos de la vida humana con premeditación, como si el autor hubiera ido seleccionando el ejemplo exacto de cada uno de los puntos de su arquitectura novelesca e ideológica en las calles de una gran ciudad. Es un constante fluir humano, con sus pasiones, sus dolores y sus alegrías; unos hundidos en lo más profundo del pecado, otros elevados a la más alta pureza y perfección espiritual; unos ignorantes y otros llenos de sabiduría; bullen en sus páginas, cálidos de vida, mercaderes y artesanos, obispos y payeses, abades y cardenales, tahúres y goliardos, caballeros y rameras, ermitaños y pobres, juglares y burgueses, avaros y lujuriosos, vanidosos, pecadores y arrepentidos, todos ellos palpitantes, vivos, pero como trasfondo, como encuadre a la acción novelesca e ideológica que le es propia. Se trata, en realidad, de una concepción esquemática, fugaz, en la que Llull nos dibuja el perfil de unos personajes genéricos, sin entrar en individualizaciones diferenciales, que intentará en muy contados casos. Cada personaje es un tipo, que nuestro autor no cruza con los restantes, sino que sitúa en su lugar, en su único y posible lugar, que aísla en su mundo y en el novelesco, y a quien sólo permite el contacto — contacto estrictamente lineal — con Blanquerna para su resolución humana y, en definitiva, para la solución última de la novela. Trad. castellana de Joseph Andreu (siglo XVI), hoy perdida; anónima, publicada en Palma de Mallorca en 1749 y reeditada numerosas veces.
J. Molas
…la extraña novela utópica intitulada Blanquerna, donde el iluminado doctor desarrolla su ideal de perfección cristiana en los estados de matrimonio, religión, prelacía, pontificado y vida eremítica; obra de hechicera ingenuidad y espejo fiel de la sociedad catalana del tiempo. (M. Menéndez Pelayo)
Es el primer ensayo de novela biográfica o social en las literaturas occidentales. (A. Rubio y Lluch)
Esa larguísima novela religiosa en catalán es la proeza literaria más importante de Ramón y una de las obras maestras de la Edad Media Cristiana. (G. Sarton)
Es un libro enciclopédico, pero no de la ciencia, sino de las vocaciones y jerarquías de la vida. (J. Rubio Balaguer)