Aulularia, Plauto

[La olla]. Comedia de Plauto (2559-184? a. de C.) que toma su título de una olla en la que el viejo avaro Euclión ha escondido su tesoro. Por temor a que se descubra su riqueza vive en la mayor pobreza compartida por su buena hija Fedra. Con ésta querría casarse Megadoro, vecino suyo, por lo cual, de acuerdo con su hermana Eunomia, aun te­niendo posibilidades de elección entre mu­chas ricas jóvenes, prefiere, dada ya su edad avanzada, una muchacha sin dote y virtuosa. Su petición tropieza desde el pri­mer momento con la desconfianza del an­ciano padre, que supone que su vecino haya sospechado algo de su tesoro; pero al fin el avaro consiente en el casamiento. Bullen los preparativos: el esposo no quie­re hacer economías; una caterva de cria­dos, cocineros, músicos, invade la casa de la novia, pero Euclión les echa con malos modos pues ve en cada uno de ellos un probable ladrón. Su olla está a punto de ser desenterrada por un gallo que se ha permitido escarbar en sus cercanías y que, sorprendido por el avaro, paga su culpa con la muerte. De todas maneras su tesoro ya no está seguro: es menester transportarlo a otro sitio; por ejemplo, al cercano templo de la diosa fidelidad.

Mientras el viejo, en el templo, ruega a la diosa que proteja su riqueza, llega Estróbilo, criado de Licónides (que, nueve meses antes, sin que nadie lo supiese, había violado a Fedra, la hija de Euclión). Estróbilo ha oído la plegaria del viejo y habiendo observado dónde ha escondido su olla, intenta apoderarse de ésta, pero Euclión, que hace buena guardia, echa al criado y vuelve a tomar su olla. Ahora irá a esconderla en un bosque apartado, lejos de todos. Estróbilo que hus­mea la presa, le sigue a hurtadillas; ve dónde el viejo esconde el tesoro, y cuando queda sólo se apodera de él. Una vez más el viejo vuelve a aquel lugar para tranquilizarse, pero ahora la olla ha desapare­cido ya de veras; de manera que casi enlo­quecido de dolor, vuelve corriendo a su casa, allí lo esperan grandes novedades. Li­cónides, que había dejado encinta a Fedra, quiere ahora casarse con ella; Eunomia, que es a un tiempo madre de Licónides y hermana del novio Megadoro, comprende cuánto mejor será que Fedra se case con el joven padre de su futuro hijo que no con el maduro solterón. Tampoco la presun­ta; pobreza de Fedra puede oponerse a las justas bodas de los jóvenes, porque Estróbilo llega en el mejor momento trayen­do la olla, dote de la muchacha, y en pre­mio de ello obtiene la libertad. Euclión, el avaro burlado, es el gran protagonista de esta comedia. En su carácter se vislum­bran ya dos rasgos que se hallaron desarro­llados en todas las innumerables imitacio­nes de todos los tiempos, y en máximo gra­do en El Avaro (v.) de Moliere: el con­tinuo temor de que se descubra dónde se esconde su tesoro y la sórdida miseria a que reduce a sus familiares para desviar toda sospecha.

El modelo griego de la obra perjudica tal vez al comediógrafo latino por las contradicciones que resultan en la tesitura dramática cada vez que el origi­nal es retocado o corrompido más o menos personalmente; pero ninguna trama mejor que ésta, en la cual es la burla la verdade­ra protagonista, podía adaptarse a su espí­ritu despiadado y burlón, dando campo abierto a la inventiva de los criados y a la representación ridicula de los amos. [Trad. española de A. González Garbín (Granada, 1879)].

F. Della Corte

En Planto el mérito principal consiste en su fuerza cómica que no es más que esa vivacidad de los personajes obtenida por medio del ridículo. (Leopardi)