Pequeño poema de Valerio Catulo (88-55 a. de C.) que describe cierto episodio de un culto oriental penetrado en Roma. Attis, joven llegado de Frigia, apenas entrado en el bosque de la diosa Cibeles, loco y furioso, se castra, convirtiéndose en una mujer. Toma el tímpano, incita a sus compañeras, las Galas, también ellas castradas a acudir al templo de Cibeles: el las guía hasta la entrada del templo donde cansado, se duerme. A la mañana siguiente, se despierta, recuerda la patria lejana y la virilidad perdida, y no quiere seguir siendo siervo de Cibeles. Pero la diosa escoge un león y lo manda al encuentro de Attis, que aterrorizado vuelve al bosque donde permanecerá en esclavitud durante toda su vida. El poemita, escrito en galiambos, metro raro y desusado en la versificación latina, es una de las obras más curiosas de la producción poética romana. Hasta en la poco vasta, pero variada producción catuliana, aparece como un caso único, como una variedad de las poesías llamadas doctas, esto es, mitológicas y eruditas. Es fácilmente fechable en la época de los viajes de Catulo por Asia Menor; el Attis representa en cierto sentido el reverso de los epitalamios (v. Poesías de Catulo): si en éstos los elementos romanamente morales y sociales prevalecen, en el Attis domina por el contrario un vago sentido de imitación de un fantástico modo de vivir, el que los fieles de la diosa Cibeles intentaban introducir en Roma con sus orgiásticas procesiones.
E. Dusi
Quizá su último «carmen», y el más perfecto. (C. Marchesi)