(1485-1547). El gran conquistador dirigió a Carlos V cinco largas cartas, en que da puntual noticia de su empresa; la primera se perdió y es suplida de ordinario por otra del Ayuntamiento de Veracruz al mismo Emperador, dada en 10 de julio de 1519. Las otras cuatro, escritas en 1520, 1522, 1524 y 1526, forman una relación eslabonada, que inicia la copiosa historiografía de la conquista mexicana. No hay que ponderar el interés que encierran estas páginas como reflejo del que ofrecen los maravillosos hechos que refieren. Pero aún lo aumentan las características de tales escritos: el detalle con que todo se puntualiza, la curiosidad que inspira al conquistador cuanto atañe al territorio y a sus habitantes, la intuición con que se percata del inmenso valor del nuevo país por él añadido a la corona de España, y, en fin, lo atinado de su relación, sencilla y espontánea como suelen serlo las que trazan los verdaderos héroes. Se las ha comparado, no sin razón, con los Comentarios (v.) de Julio César. Cortés se da cuenta de la avidez con que han de ser deseadas las noticias del país mexicano, en mayor grado de civilización que los hasta entonces descubiertos, y no omite esfuerzo para satisfacerla. Las cartas fueron en seguida impresas: la segunda y la tercera en Sevilla, en 1522 y 1523, respectivamente; la cuarta en Toledo, 1525. Sólo de la quinta — y, claro es, de la primera — no hay edición coetánea. Huelga decir que modernamente se han editado repetidas veces, acompañadas en algunas ediciones de otros interesantes documentos.
B. Sánchez Alonso