[Vorstellung an Menschenfreunde und vermógende Mánner über Schulen und Studien…]. Obra de Johann Berhard Basedow (1723-1790), publicada en 1768. El autor desarrolla pensamientos esbozados en obras precedentes, matizándolos con un profundo sentimiento cívico.
Es el sentimiento «ilustrado» del amor al bien público, que quiere infundir en el ánimo de los ciudadanos de todas las clases sociales. «¿Dónde puede nacer el impulso patriótico — se pregunta Basedow — sino en la instrucción, renovada de arriba abajo?… Sé bien que la actual situación de la escuela no es la única razón de una indiferencia, en muchos aspectos casi general, hacia el bien público. Pero ciertamente es una de las más importantes. Y ello me basta». Quiere realizar su proyecto mediante una reforma radical de la escuela que la libre del falso aparato que la desnaturaliza; a este fin denuncia cómo los profesores, exaltados y sin escrúpulos, inyectan nocivos venenos en las almas juveniles.. Con una mordaz sátira se dirige a las universidades, que ya no son serios ateneos, sino lugares donde los profesores, roto todo ligamen de amistad, por avidez de dinero, se hacen recíprocamente una competencia indecorosa.
Para purificar la escuela de tales extravíos es preciso «un total examen de cada parte y circunstancia del conjunto». Pide una mejor instalación externa de las escuelas, es decir, grandes escuelas para la masa del pueblo; escuelas pequeñas para la burguesía pequeña y media; gimnasios y universidades para la alta burguesía y la clase noble. La base de todo el sistema son las escuelas burguesas abiertas a todas las clases sociales, con especiales facilidades para los niños pobres. En relación con el gimnasio, la escuela burguesa indica la capacidad del alumno, que no debería entrar en aquél cuando no tuviese aptitudes. En el plan de Basedow, las escuelas de la burguesía, destinadas también a preparar para el gimnasio, han de dar una cultura moderna útil, para lo cual han de seguir un plan que se desarrolle desde los seis hasta los quince años, dirigido por cuatro profesores y un educador.
Los primeros han de enseñar nociones elementales de moral, ciencia, historia, mientras el educador guía a los alumnos en el ejercicio de la virtud, sobre todo patriótica. El conjunto de las materias es designado con el nombre de instrucción burguesa, que comprende también la enseñanza de idiomas, aprendidas mediante el uso, sin preparación gramatical. Sobre este método práctico, propugna que en las escuelas públicas burguesas el profesor elemental emplee el idioma nacional; el profesor de religión, moral y política, el francés; los profesores de ciencias y de materias históricas, el latín. A la edad de quince años se ingresará en el gimnasio, que durante cinco años dará todos los conocimientos útiles a los candidatos a estudios académicos. La materia de estudios será: retórica, matemática, filosofía, griego, siempre mediante traducción y no por el camino gramatical; por fin música, ejercicios militares, danza y equitación. En cuanto a la reforma académica, la Relación señala algunas normas, entre ellas: acceso a la universidad mediante exámenes, disciplina fuera de la universidad, facilitada por el uso obligatorio de un uniforme; libertad de seguir los estudios con un método propio.
A estas normas siguen otras sobre los medios y auxiliares didácticos, la selección de los profesores. Este conjunto de reformas para dirigir la conducta pública y privada de los ciudadanos ha de verse coadyuvado por el Estado. Pide además la creación de un «Consejo superior de vigilancia de la instrucción pública», sin el cual ningún plan de reforma tendría probabilidades de triunfar. Por último, Basedow habla de los textos, proponiendo el proyecto de un libro elemental que, compuesto según el estilo de una enciclopedia, recoja los conocimientos elementales de toda disciplina necesaria a la cultura burguesa. El mérito de esta obra está en la lúcida intuición de la función social y política de la escuela, que ha de estar abierta a todas las clases con la finalidad de dar una cultura moderna a todos, hasta la edad de los quince años, para seleccionar más tarde a quienes tengan aptitudes para dedicarse a los estudios superiores. Por ello la Relación aparece como una anticipación de las ordenanzas de la escuela moderna.
M. Maresca