Los estudios sobre el vuelo de Leonardo da Vinci (1452-1519) fueron publicados por Raffaele Giacomelli en el volumen Scritti di Leonardo da Vinci sul volo (Roma, 1936), en 4.°, 367 págs., con un prólogo de Cristoforo Ferrari y una advertencia de Giacomelli; 516 grabados; dos páginas de adiciones y correcciones.
Hermoso libro, digno de cotejarse, ventajosamente, con el Tratado de la Pintura (v.). Dice Ferrari que esta colección, cronológicamente ordenada de los escritos de Vinci sobre el vuelo, es el resultado de dos lustros de estudios que Giacomelli llevó a cabo sobre el tema. Añade que uno de los defectos de las antologías de Vinci es el de no ordenar cronológicamente los fragmentos recogidos. La importancia de la determinación cronológica de los escritos de este volumen, es debida al hecho de que éstos ocupan más de una treintena de años de la vida de Leonardo, y que durante este tiempo sus ideas se modificaron, y sólo una disposición ordenada cronológicamente permite seguir su desarrollo.
Esta ordenación nos demuestra, además, que Leonardo pasó del estudio del vuelo mecánico al del vuelo de los pájaros, de modo que los treinta años que duran los estudios sobre el vuelo, de 1483, o un poco antes, hasta 1515 aproximadamente, se pueden dividir en dos mitades, en la primera de las cuales Leonardo estudia mecanismos para volar y en la segunda estudia, como hombre de ciencia y no como técnico, el vuelo de los pájaros. Además podemos ver que, entre los años 1500 y 1505, se produjo en Leonardo una transformación radical en sus tentativas para resolver el problema del vuelo mecánico, cuando se dio cuenta de que el aleteo, propio de los pájaros pequeños y medianos, pierde importancia a medida que se va pasando a los voladores de grandes dimensiones que normalmente se limitan a ejecutar maniobras de equilibrio y de dirección dejándose transportar por el viento.
Precisamente por esto, según Ferrari, no se puede seguir diciendo que Leonardo no llegó a realizar el moderno aeroplano porque le faltó el motor. Leonardo había comprendido que el hombre tiene en el viento la fuerza motriz que le es necesaria para volar, pero no resolvió el problema del vuelo con la utilización del viento porque al llegar a un cierto punto lo abandonó, intensificando sus estudios sobre el vuelo de los pájaros. Por su parte, Giacomelli observa que mediante un examen de los manuscritos de Leonardo sobre el vuelo (Códice acerca del vuelo de los pájaros, v.), se llega a la conclusión de que con ellos puede formarse un volumen en cuatro libros o capítulos: uno sobre los movimientos y resistencia del aire, dos sobre el vuelo de los pájaros y uno sobre el vuelo mecánico; y en conjunto es lo que ha hecho, distribuyendo la materia en cuatro capítulos (reacciones y movimientos del aire; vuelo mecánico; vuelo de los pájaros en el aire sin viento; vuelo de los pájaros con viento) y un apéndice sobre el vuelo de la libélula, de la hormiga-león, de la mosca y del murciélago.
El capítulo sobre el vuelo mecánico, contrariamente al proyecto de Leonardo, precede a los referentes al vuelo de los pájaros porque los escritos de Leonardo sobre el vuelo mecánico «preceden en general, por orden del tiempo, a los que tratan sobre el vuelo de los pájaros». Giacomelli declara, empero, que no ha querido intentar de esta manera la reconstrucción del Tratado de los pájaros, añadiéndolo como tercero al Tratado de la pintura y al Tratado del movimiento y medida de las aguas extraídos en los siglos XVII y XVIII de una parte de los manuscritos de Vinci. Las razones que da son más que posibles. Leonardo es autor de apuntes precipitados y sin orden. No queda, pues, más que ordenar el material y comentarlo.
El comentario ha resultado más extenso que el texto; de manera que el libro de los estudios sobre el vuelo es mucho mejor que los tratados tradicionales sobre la pintura y sobre las aguas: está «esencialmente formado por una exposición, en términos modernos, de las ideas y observaciones sobre el vuelo fijadas por el Maestro en sus notas, las cuales encuentran luego lugar en la exposición misma que las ilustra y enlaza». Giacomelli juzga con criterio científico y no se abandona al entusiasmo (incluso, a veces es demasiado riguroso), pero el libro demuestra que en Leonardo se encuentra el primer planteamiento físico del problema de la sustentación de los pájaros durante el vuelo, la primera teoría física del vuelo y la primera intuición del camino que había de seguir para realizar el vuelo humano. Aunque se diga que esto no lo es todo, es evidente que Giacomelli ha erigido a Leonardo un hermoso monumento.
S. Timpanaro