[Essai sur le principe générateur des constitutions politiques et des autres institutions humaines]. Obra publicada en San Petersburgo en 1810. El autor, desarrollando lo que, en parte, ya había afirmado en las Consideraciones sobre Francia (v.) y en el inacabado Estudio sobre la soberanía (v.), trata de encuadrar en la historia — y no en concepciones abstractas, como sucedió a menudo con los teóricos de la Revolución — el problema de las constituciones de los pueblos. Con razonamientos que presuponen las famosas Reflexiones sobre la revolución francesa (v.) de Burke y, en mayor grado, la influencia de los Principios de una ciencia nueva (v. Ciencia nueva) de Vico, va contra la posición dogmática y artificiosa de quienes pretenden que todos los pueblos tengan las mismas leyes y las mismas costumbres, siendo así que son muy diversos por la misma historia de sus tradiciones.
Pero en este punto, al criticar a Rousseau, sobre todo por el Contrato social (v.), se incluye la consideración de que hay una influencia de la Providencia incluso en las constituciones políticas, en cuya formación intervienen mucho más las circunstancias que la voluntad de los hombres; la misma obra de los legisladores y de los soberanos tiene por ello algo de místico y sobrenatural. El autor considera, pues, a la monarquía hereditaria como el fundamento más estable, más feliz y más natural al hombre. El presente ensayo fue añadido a la edición parisiense de las Consideraciones, hecha en 1821, y comúnmente es visto como un desarrollo de particulares observaciones de aquel importante libro.
C. Cordié