[Il pataffio]. Curioso y breve poema en tercetos, vulgarmente atribuido a Brunetto Latini (1220?-1295?), pero indudablemente de composición posterior, publicado en Nápoles en 1788. «Squasimodeo, introcque e a fusone / Ne hai ne hai pilorcio e con mattana / Al can la tigna egli é un mazzamarrone»; de este modo se abre el breve poema, siguiendo con el mismo tono durante diez cantos de 1168 versos.
Aquí y allá afloran frases comprensibles y proverbios, como «Sempre tu fai di mercatante orecchio» .[«Siempre haces oído de mercader»], «Quando l’asino ragghia un guelfo é nato» [«Cuando el asno rebuzna es que ha nacido un güelfo»], «La gatta tanto alia pappa s’é awezza che s’é cotta la bocca e la gargossa» [«Tantas veces va el cántaro a la fuente, que al fin se quiebra»]; pero el hilo del discurso resulta tan inasible para el lector común que éste, al llegar al apostrofe «Non gite a genti brocole, mié rime, / Perché non porterebbon la gorgiera / E farebbon di voi picciole stime» modestamente se resigna a considerarse como uno de las «genti brocole» [«gentes tontas»]. Las sabias fatigas de varios literatos, que interpretaron el título como equivalente de «epitafio» (antigua inscripción difícil de descifrar), encarnizándose contra la aparente falta de sentido del poema, nos ofrecieron la explicación de sus términos más oscuros como «gnignignacca, biilinacca, cuccuino, chiacchillare, gherbellire» y otros; pero sus glosas no van más allá de algunas frases.
Vincenzo Monti, fijándose en las numerosas expresiones obscenas y equívocas, lo consideró un ensayo literario de «jerga de los sinvergüenzas, nacida en los lupanares para diversión y goce de los retóricos de las horcas». Pero si es que no queremos ver en este poema un tipo de aquella poesía sin sentido que inauguró Burchiello, la hipótesis más atendible sigue siendo la de Varchi que consideró el breve poema como una colección de lemas, proverbios y giros florentinos, aunque reconociendo que, ya en sus tiempos, «de cien no se entendía ni uno».
E. C. Valla