[Arzigogolo]. Comedia en cinco actos en prosa. No fue publicada hasta 1750 y se dudó de su autenticidad. Ciertamente es de Grazzini, pero difiere de las demás comedias por la manera más libre y movida, más de farsa que revela; y en realidad parece que su origen fue una farsa, titulada El carrusel [La giostra], y que el autor quiso hacer una comedia ampliándola de tres a cinco actos, sin conseguir empero modificar su carácter primitivo.
Ello se advierte incluso en la intriga, que consta de dos episodios mal ligados entre sí: la «giostra», o sea, la burla, el engaño que el criado Valerio hace al viejo patrón, el procurador maese Alessio, fingiendo hacerle rejuvenecer gracias a un agua milagrosa y consiguiendo de ese modo timarle los cien escudos que su hijo Darío ha prometido al amigo Marcelo para una empresa amorosa; y la burla del aldeano Beco llamado Arzigogolo [Extravagancia], quien yendo a consultar a maese Alessio sobre la manera de anular un contrato de venta de dos bueyes que estipuló incautamente, recibe el consejo de fingirse loco y contestar a todas las preguntas del juez con un silbido, y más tarde, una vez ganado el pleito, también le contesta silbando cuando le reclama los honorarios. Más desarrollado el primer episodio que acaba con la desesperación del viejo, rechazado como un desconocido por el hijo y por la señora Pápera, la viuda madura a la que aspiraba, cuando se les presenta (enterados del engaño) completamente reanimado por sus veinticinco años recién adquiridos; afortunadamente obtiene (pagando cincuenta escudos más)^ volver a ser viejo para adquirir la posesión de sus derechos y sobre todo para obtener la mano de su querida Pápera.
Las bodas acaban la comedia; se celebran otras bodas entre Marcelo y la muchacha a quien quiere, Camila, educada en casa de la señora Pápera, que resulta ser hija del juez, y por fin entre los dos criados Valerio y Lesbia, la anciana criada de la señora Pápera, obsesionada también por el matrimonio. Comedia sin pretensiones, Extravagancia sólo trata de divertir con un diálogo rápido y brioso y con alguna caricatura agradable; digno de mención es el episodio de Extravagancia no por él mismo, sino porque el argumento es el mismo de la célebre farsa francesa del siglo XV la Farsa de Maese Pathelin (v.) ciertamente desconocida por Grazzini quien probablemente leyó la historia en las Agudezas [Facezie] de Domenichi.
M. Fubini