Cuenta la historia de la noble familia siciliana de los Uzeda en un arco de tiempo que abarca desde los primeros desórdenes en la isla hasta las elecciones de 1882. Los Uzeda se encuentran divididos por encarnizadas disputas de intereses que enfrentan al príncipe Giacomo, férreo y codicioso, con su disoluto hermano, el conde Raimondo; al cínico y corrompido don Blasco con su sobrino Ludo- vico, también él monje sin vocación, y con su hermana, doña Ferdinanda.
Estas trifulcas tienen por marco los grandes acontecimientos de la Unidad Italiana; a las grescas de hermanos y parientes se añade la lucha que todos juntos sostienen para conservar los antiguos privilegios, y para mantener, en la relación entre explotadores y explotados, el papel de dominadores (a pesar del hundimiento de algunos solteros, como don Eugenio, que acaba en la miseria).
Así, don Blasco no tiene el menor escrúpulo en aprovechar la supresión de los conventos para adquirir los bienes de las órdenes eclesiásticas; el viejo don Gaspare no duda en fingir simpatías liberales, consiguiendo hacerse elegir diputado; Consalvo, el último de los Uzeda, se mezcla con mequetrefes y corruptores con tal de salir elegido a su vez. El hundimiento de los ideales de la burguesía liberal se halla tipificado por la figura de Giulente, un joven patriota que, no obstante su matrimonio con una Uzeda, no consigue el esperado ascenso social y resulta derrotado en las elecciones políticas.