[Der Taucher]. Balada de Christoph Friedrich Schiller (1759-1805) escrita en 1797, el célebre año de las baladas («Balladenjahr») goethianas y schillerianas. El motivo, sugerido según parece por Goethe, enlaza con la leyenda narrada por A. Kircher (Mundus subterraneus, 1678). El «peje Nicolás» se zambulle en los remolinos de Caribdis para recoger una copa de oro que el rey había arrojado, con la promesa de regalársela, para incitarle a explorar los abismos; habiendo salido bien del peligroso intento, el rey le persuade, con la promesa de una mayor recompensa, a repetir la prueba; pero halla la muerte en las revueltas aguas. El motivo se ennoblece y profundiza en Schiller, que lo convierte en expresión simbólica de un alto contenido moral. Un rey, para probar la audacia de sus caballeros y escuderos, arroja a los abismos enfurecidos de Caribdis una copa de oro prometiendo el premio a quien sepa sacarla de allí. Un silencio glacial acoge su invitación. Pero he aquí que del grupo impávido e inmóvil de los cortesanos avanza un jovencito: es un paje que, lentamente se despoja del manto y se aproxima al borde del abismo que «wallet und siedet und brauset und zischt» (cuatro verbos que con el ritmo de palabra a palabra, de sílaba a sílaba, cada vez más fuerte y más violento, abren la horrible sima). Una exclamación acompaña la zambullida del paje que ha desaparecido ya en los remolinos. Pero el paje supera la prueba, su mano lleva a lo alto la copa que ha arrebatado a las olas que braman y se enfurecen.
Arrodillado se la ofrece al rey, al que hace un amplio relato de la terrible lucha sostenida en los horrores del abismo contra los elementos de la naturaleza. En la copa la hija del rey le sirve vino generoso. Pero el rey no se da por satisfecho; tentado por el juego, desafía al paje a intentar de nuevo la prueba. La hija le suplica que no provoque a los dioses, pero el rey ofrece al paje, además de un anillo con piedras preciosas, a su misma hija por esposa; el rubor y la palidez se suceden en el rostro de la joven, que desfallece y descubre su amor. Una luz se enciende en el corazón del paje: amor, esperanza y audacia le lanzan de nuevo al profundo abismo del mar, — pero para no volver jamás. Es claro el significado de la balada: el hombre no debe provocar a los dioses; si éstos ayudan al audaz, castigan al temerario. Pero es distinta la provocación del rey que la del paje: en el rey es locura, sacrílega temeridad; en el paje, la temeridad se ennoblece por su juventud y por su amor. La sentencia del poeta no recae tanto sobre éste como sobre el rey, aunque el paje es el que la expía; y en esto, aparece ya lo trágico de los últimos dramas. La balada, compuesta de veintisiete sextinas de versos yámbicos y anapestos, animados por un ritmo vivaz, es plástico en la pintura de los sentimientos y, mucho más, en la descripción de la furia del remolino de los horrores y de los monstruos del abismo marino. [Traducción castellana en verso de Jerónimo Roselló en Poesías líricas coleccionadas y en gran parte traducidas por Juan Luis Estelrich, tomo I (Madrid, 1907)].
O. Lennovari