[Teutsche Lieder]. Composiciones vocales de Orlando de Lasso o de Lattre (1530/32-1594). Una de las características del gran polifónico flamenco es la facilidad de apropiarse los idiomas musicales con que tuvo contacto, así como de traducirlos en composiciones polifónicas admirablemente adaptadas a su lengua e incluso a sus dialectos. Así han llegado hasta nosotros Canciones francesas, Canciones alemanas, Madrigales (v.) italianos en gran cantidad, Villanescas napolitanas e incluso Moriscas en dialecto levantino. Al género del «Lieder» alemán Orlando sólo se dedicó tarde, es decir a partir de 1567, pues alemania fue la última meta de su peregrinación artística. Las colecciones de «Lieder» publicadas por Orlando son, cronológicamente: Newe Teutsche Liedlein mit Fünff Stimmen welche gantz lieblich zu singen und auff allerley Instrumenten zu gebrauchen, Munich, 1567 (15 piezas); otras quince piezas con título similar fueron publicadas, también en Munich, en 1572; Der Dritter Theil Schóner Newer Teutcher Lieder mit fünff Stimmen, etc., Munich, 1576 (11 piezas); Newe Teutsche Lieder, geistlich und weltich, mit vier Stimmen, Munich, 1583 (11 piezas); Sechs Teutsche Lieder mit vier, sampt einem Dialog mit 8 Stimmen, Munich, 1573; Teutsche Geistliche Psalmen mit Dreyen Stimmen, Munich, 1588 (25 piezas); Newe Teutsche und etliche Frantzósische Gesdng mit sechs Stimmen, Munich, 1590 (9 piezas). Tres colecciones son, pues, a cinco voces, dos a cuatro (con un «Diálogo» a ocho), una a tres y una a seis. Las cuatro primeras están dedicadas a los hijos del duque Alberto de Baviera. Muchas composiciones constan de varias partes: los textos pertenecen a distintos autores de la época, entre los cuales Lutero, que abre la primera colección con un «Padre nuestro» [«Vater unser im Himmelreich»], y Hans Sachs; muchos son anónimos. Los de los «Salmos» a tres voces (que no debemos confundir con los Salmos ‘penitenciales, v.) proceden del «Psalter» de Ulenberg de 1582.
En las demás colecciones, en general, los textos sagrados y los profanos están confundidos. El poder de asimilación de Orlando no sólo se revela en la espontaneidad de la declamación musical, es decir, en la perfecta adecuación del canto a la sonoridad de la lengua alemana, sino principalmente en una profunda adherencia espiritual. Ciertamente, ha sentido la influencia de ese florecimiento vocal, sagrado y profano, nacido en parte del espíritu de la reforma protestante (pero también con resonancias más antiguas, del «Lied» monocorde popular y de los cantos del «Minnesinger y Meistersinger»), que dió músicos como Heinrich Finck, Thomas Stolzer, Paul Hofheimer, Heinrich Isaak, Johann Walther, Hans Leo Hassler, etc., primera verdadera manifestación del arte en la historia de la música alemana y casi el germen del que más tarde había de nacer la formidable obra de J. S. Bach. Sin embargo, Orlando se apropia de dicho espíritu libremente, sin la menor esclavitud estilística: y en vano se buscarían en su obra las formas del coral simple y figurado y del típico «Lied» a varias voces de un Hassler, cuya tendencia a la estructura cuadrada y simétrica contrasta con la libertad rítmica ítalo-flamenca. Lasso continúa siendo, en el fondo, hijo de la tradición flamenca— que había influido también sobre los alemanes —: contrapuntista aristocrático de sensibilidad armónica y moderna. Si bien, adaptándose a los textos profanos, su contrapunto tiende a simplificarse y quizás, episódicamente, a convertirse en homofonía. Prevalece el canto silábico: sobrias las vocalizaciones, como también las repeticiones de palabras. Aparentemente el estilo no varía de las composiciones sacras a las profanas. En el Libro I, sin estridencias, junto a los «Lieder» espirituales sobre texto de Lutero y de Paulus Speratus, aparece el canto ditirámbico «Un buen vino es digno de loa» («Ein guter Wein ist lobens werd» [sic]). Por otra parte figuran textos de carácter amoroso: por ejemplo en el segundo volumen: «Mi esposo que ha ido a la guerra» («Mein Mann, der ist in Krieg zogen») y «Yo te amo, bien lo sabes» («Ich hab dich lieb, das weist du wol»), etc. Pero la música no pierde su aristocrática finura en contacto con los textos menos nobles; por el contrario los purifica, como en un aura de alegre serenidad. La colección de los «Salmos» (cuyo título está en latín pero el texto en alemán) se distingue por la dorada sencillez del contrapunto a tres voces. Algunos, como «Iudica me, Domine» y el de música casi igual, «Expectans expectavi» son suavísimos en su tonalidad de sabor moderno. Los «Lieder» de Lasso han sido editados por Adolf Sandberger en los volúmenes 18 y 20 de su «Opera omnia».
F. Fano