Exégesis crítica de la lírica garcilasiana debida al gran poeta sevillano Fernando de Herrera (1534-1597) cuyo verdadero título es: Obras de Garci-Lasso de la Vega con Anotaciones de Femando de Herrera, publicada en Sevilla en 1580. Especie de suma poética y preceptiva de todo el saber crítico de su época, en ella el estudio de las fuentes garcilasianas queda anulado por un cúmulo de disertaciones estéticas, filosóficas y científicas en las que Herrera expone, en una prosa bellísima y suntuosa, sus teorías lingüísticas y ortográficas; la historia de los géneros poéticos; el origen de las formas estróficas; los preceptos métricos de la escuela italiana y una serie de apreciaciones críticas de valor excepcional sobre los grandes poetáis grecolatinos, italianos y españoles. Por su fabulosa amplitud de conocimientos, por la erudición enciclopédica, la hondura de su pensamiento estético y la riqueza y originalidad de sus líneas, las Anotaciones de Herrera constituyen la más importante arte poética española del siglo XVI, sólo comparable a la Filosofía antigua poética (v.) del Pinciano, el más grande de nuestros preceptistas aristotélicos.
Tal vez la rigurosa ordenación de la obra del Pinciano que abarca la totalidad de los géneros del arte poético y que estudia los principios metafísicos de la creación artística estructurados en un sistema literario completo, posea una mayor trascendencia filosófica y preceptiva; pero, desde el punto de vista literario y estético las Anotaciones de Herrera no sólo constituyen la más bella de las poéticas platónicas del siglo XVI, sino que aparecen como la más alta creación crítica del Renacimiento hispánico. Sin menoscabar en un ápice la portentosa erudición del Brócense, cuya figura genial se yergue como una de las más altas cimas del humanismo español del siglo XVI, es evidente que sus Anotaciones y enmiendas a las obras de Garcilaso están muy lejos de poseer la trascendencia de las Anotaciones de Herrera, que no se limitó a la búsqueda inmediata de modelos y fuentes, sino que desarrolló en sus notas un verdadero curso de estética literaria y de arte poético, en muchos aspectos no superado. Es preciso tener en cuenta, que las Anotaciones herrerianas, pese a no poseer en apariencia una intención preceptiva, son en realidad el único tratado de arte poética publicado en el siglo XVI cuyas teorías correspondan por su doctrina y erudición al nivel alcanzado por la poesía española de su época, y que sea al propio tiempo fruto de la maestría técnica de uno de los más grandes poetas españoles del Renacimiento. Herrera es el único de nuestros preceptistas que desarrolla un sistema literario y estético en función exclusiva del sentimiento artístico y que supedita todas sus teorías sobre el lenguaje y el estilo, la erudición, la oscuridad y la imitación, a un supremo ideal de belleza poética.
Y aun cuando este ideal de belleza posee un alcance espiritual como manifestación de los pensamientos del ánimo, Herrera ha sido, por su doble condición de crítico y creador, el único de los preceptistas españoles del siglo XVI capaz de armonizar la inspiración trascendente de su idealismo platónico con un culto denodado de la forma como medio de expresión artística. Si bien es de lamentar que sus Anotaciones a Garcilaso sólo le hayan permitido tratar los problemas referentes a la poesía lírica, y en consecuencia que no constituyan un arte poética completa, la riqueza y originalidad de sus ideas y la belleza insuperable de su estilo nos obligan a considerarle como el primero de nuestros críticos y el más grande de los tratadistas platónicos en la España del siglo XVI.
A. Vilanova