[Alessandro Severo]. Melodrama del erudito y dramaturgo veneciano Apóstolo Zeno’ (1668-1750), representado por primera vez en Venecia en 1716, con música de Antonio Lotti, y vuelto a poner en música, durante el siglo XVIII, unas treinta veces, por diversos compositores entre los que se cuenta también G. B. Pergolesi (bajo el título de Salustia). Alejandro Severo debió exclusivamente a la obra habilísima de su madre, Julia Mammea, su ascensión al trono y a la gloria, de los que imprudentemente hizo partícipe, en calidad de Augusta, a Salustia, la mujer que adoraba. Este acto suscitó los celos de Julia, que con un ardid consigue hacer firmar a su hijo un decreto de repudio y de expulsión de la nuera. Mientras Alejandro vacila suspenso entre el amor conyugal y el filial, Salustia no sólo se resigna humildemente, sino que salva dos veces la vida de su cruel suegra de las insidias de su propio padre, el valiente general Marziano, que debido a los desdenes y malos tratos sufridos por su hija está en abierta rebelión. Después de lo cual, pide, como última gracia, poder besar la mano que la condena y pregunta disciplinadamente a su suegra si ha de partir para el exilio. Ésta declara entonces que no se ha criado con leche de tigre hircano, y perdona a la nuera y a Marziano, quien marchará a Asia para someter a los partos: «Suspiraste, lloraste, pero después del llanto serán más apreciados la alegría y el reposo» [«Sospiraste, lagrimaste, ma piü caro iopo il pianto sará il giubilo e il riposo»]. Paralelos a los amores de la pareja imperial, se desarrollan los de Claudio, un joven que ha tratado de dejar el amor por la gloria militar, y de su Albina, que le ha reconquistado siguiéndole disfrazada desde Sicilia hasta Roma. La fábula, tramada por Zeno sobre el relato histórico de Erodiano y de Lampridio, no se presta a una busca de valores literarios; pero ofrecía a los músicos un esquema de eficaz teatralidad y señaló técnicamente un progreso ulterior sobre el afortunado Lucio Vero (v.).
E. Ceva Valla