(= hijo de Dios). La prolongada vida de este archimandrita copto, autor de notables textos en prosa y venerado como santo por aquella iglesia, se halla comprendida entre la primera mitad del siglo IV y el año 451 d. de C. Sucesor de San Pacomio, fundador de la vida cenobítica, dirigió el famoso convento situado en los alrededores de la antigua Athribis, la actual localidad de Sohag, en el distrito de Achmim, junto a la orilla occidental del Nilo. Sus restos descansan en el cenobio, hoy conocido bajo el nombre de «Convento blanco» (en árabe «Der el-abiad»). Sinucio revisó la regla monástica redactada por su predecesor, que observó e hizo cumplir con una rigidez férrea. A la cotidiana actividad en favor de la difusión y la consolidación del monaquismo supo unir dotes de orador elocuente y admirable prosista.
Sus cartas, los textos par enéticos y los sermones, inspirados en la tendencia monofisita, fueron compuestos en el dialecto sacídico del Alto Egipto, lengua que Sinucio fue el primero en utilizar para fines literarios, y a la cual comunicó la rudeza y el vigor de su carácter. De nuestro autor cabe mencionar también la actividad desarrollada en los Concilios de Constantinopla (381) y Éfeso (431). Mantuvo relaciones de amistad con Cirilo de Alejandría. A su discípulo y continuador Besa debemos la biografía de Sinucio, abundante en fragmentos legendarios, y de la que destacan algunos pasajes de la redacción original en sacídico, y una traducción íntegra en el dialecto copto boheirico, hablado en la parte occidental del Delta del Nilo.
E. Scamuzzi