Escritor cubano – colombiano nació en Bayamo en 1758 y murió en Bogotá en 1819. Hablamos de él aquí únicamente por ser el iniciador del periodismo en Nueva Granada al publicar en la capital del virreinato el Papel Periódico de la ciudad de Santa Fe de Bogotá (v.), pues se trata de un poeta mediocre de rebuscado culteranismo y de un hombre «muy piadoso y aplicado, pero de facultades mentales muy opacas», según opinión de Miguel Antonio Caro, expresada en carta a Menéndez Pelayo.
Carpintero de oficio y de formación autodidáctica, logró interesar al gobernador de Cuba, general Juan de Ezpeleta; dirigió una exposición al rey Carlos III en 1783, fue sometido a una prueba en el Seminario de San Carlos, y tras de hacer en prosa un Elogio de Carlos III y en verso un poema a los príncipes de Asturias, obtuvo el nombramiento de director de la Biblioteca de Santa Fe de Bogotá y embarcó rumbo a Nueva Granada con el general Ezpeleta, que había sido nombrado virrey. Y no volvió a su país de origen. Tras un intento periodístico (El Semanario, 1791), fundó el Papel Periódico, al que ya hemos hecho alusión, y lo dirigió hasta 1797.
Después, publicó sucesivamente y con menos éxito El Redactor Americano (1806), su suplemento mensual El Alternativo (1807), el Correo Curioso y La Constitución Feliz. Nos ha legado también una Historia de la Fundación de la Enseñanza. Remos y Rubio nos dice que «es un hermoso ejemplo del triunfo de la constancia, de la imposición de las buenas cualidades y del amor al trabajo».
J. Sapiña