Nació el 21 de febrero de 1860 en Domažlice, provincia de Chodsko (de donde su segundo apellido Chod), y murió en Praga el 3 de noviembre de 1927.
Escritor checo y seguidor del naturalismo, llevó a su producción el dialecto, los hábitos y las costumbres de su pintoresco país natal; son típicas en tal aspecto las prosas de Tres grotescos de Chodsko [Tři chodské grotesky, 1922].
Ch. vivió una existencia llena de penalidades y amarguras, y en el curso de su actividad periodística, ejercida en Praga y otras ciudades, pudo estudiar a fondo la jerga, las maneras y los caracteres de todas las clases sociales, que describió en sus crónicas y en los reportajes destinados al periódico de Olomouc, a algunos de Praga y, desde 1900, a los Národní listy [Hojas nacionales].
Ya en sus primeras Narradones [Povídky, 1892] y en las novelas El más occidental de los eslavos [Nejzápadňojší Slovan, 1893] y En el tercer patio [V třetím dvoře, 1895] había llevado a cabo un despiadado análisis del espíritu humano y de los bajos fondos de la sociedad.
Sin embargo, hasta los cincuenta años aproximadamente no escribió sus mejores libros, llenos de una amplia experiencia y de una profunda comprensión hacia las debilidades del hombre, e invadidos por un sombrío determinismo que da lugar frecuentemente a una actitud grotesca.
Del conjunto de la producción de Ch., especie de «comedia humana» o enorme fresco documental de la sociedad coetánea, cabe citar además La venganza de Kašpar Lén [Kašpar Lén mstitel, 1908], estudio de las aventuras de un albañil que mata por celos; La turbina (v.), epopeya de la ruina de una rica familia aristocrática de Praga; Los dos Indri [Jindrové, 1921], desacuerdo entre padre e hijo sobre el fondo de la guerra mundial; Antonin Vondrejc (1917-18), cuadro de la decadencia de un literato y periodista en el ambiente bohemio de Praga; Vilém Rozkoč (1923) y Rešany (1927), sobre la historia de un escultor, y Humoreska (1924), obra inspirada en un motivo musical de la homónima composición de Antonin Dvořák. La muerte de Ch. marcó el final del naturalismo checo.
A. M. Ripellino