Nació el 27 de octubre de 1837 y fue muerto en 1907. Patriota y escritor georgiano, es, junto con Akaki Zereteli, uno de los creadores del moderno lenguaje literario de su país. De origen noble, formóse en Tiflis (1847-56) y San Petersburgo (1857-61).
A causa de los disturbios estudiantiles ocurridos en aquellos tiempos, abandonó prematuramente la universidad y volvió a Georgia. Durante largos años, hasta 1874, fue juez en Dusheti, y desde entonces hasta 1905 dirigió un banco en Tiflis. En 1906 se le eligió miembro del Consejo de Estado y por ello marchó a San Petersburgo.
Sus actividades sociales y literarias eran numerosas y diversas; por espacio de varios años presidió el organismo georgiano para la lucha contra el analfabetismo y la Sociedad Dramática de Tiflis, y a partir de 1877 editó la revista radical Iberia.
Además de una vasta producción periodística dejó poesías, novelas, dramas, etcétera, en las que expresa su pensamiento político y social, defensor de una relación íntima entre literatura y vida. Ataca el sistema feudal, persistente aún en la Georgia de sus tiempos, en el poema La visión (1859) y asimismo en El labrador (1858), El relato del mendigo (1859) y Escenas de la vida de un bandolero (1860).
Parecido interés social presentan sus novelas ¡He aquí al hombre! (1857-63, v.) y La viuda Otarova (1887). Su preocupación por la cuestión georgiana constituye el tema de Apuntes de un viajero (1861), obra con la cual inició sus actividades en el ámbito de las bellas letras, y su patriotismo puede percibirse en la mayoría de sus poemas: así, por ejemplo, en Primavera, Elegía, Lago Basalet y, sobre todo, en El ermitaño (1883, v.), rico en folklore nacional. A su muerte, Ch. fue enterrado en el «Pantheon» georgiano (Mtazminda) de Tiflis.
J. P. Smith