Henri Céard

Nació en Bercy el 18 de noviembre de 1851 y Murió en París el 16 de agosto de 1924. Llegó a la literatura tras haber sido primero funcionario del Minis­terio de la Guerra, y después agregado a la jefatura de policía de la capital.

A partir de 1883 fue subdirector del Museo muni­cipal de París (Hôtel Carnavalet). Ante­riormente había iniciado ya sus actividades literarias con un cuento, La sangría, incluido en la famosa obra colectiva de Zola, Las veladas de Médan (v.), y publicado una novela, Un hermoso día (1881, v.). Otra obra de este último género, Terreins à vendre au bord de la mer, vio la luz en 1906.

Con­vencido seguidor del naturalismo, al probar su fortuna en la escena acabó, como mu­chos escritores de esta corriente, inclinán­dose hacia el «Théâtre libre» de André An­toine, inaugurado el 30 de mayo de 1887; y, efectivamente, luego de haber presen­tado en 1886 Renée Mauperin, obra inspi­rada en la novela homónima de los herma­nos Goncourt, a partir de 1889 llevó toda su producción dramática a dicho teatro, del que pasó a ser, junto con G. Ancey, uno de los mayores impulsores.

En este as­pecto, su labor está integrada por Les ré­signés (1889), Tout pour l’honneur (1890) y La pêche. Más abundante fue su produc­ción de crítica literaria y dramática, apa­recida en diversos periódicos. En 1918 in­gresó en la Academia Goncourt.

C. Falconi