Ernst Chladni

Nació el 30 de noviembre de 1756 en Wittenberg, murió en Breslau el 3 de abril de 1827. Físico e inventor de ins­trumentos musicales, se había doctorado primero (1782) en Jurisprudencia por vo­luntad de su padre.

Pronto abandonó aque­lla carrera para dedicarse apasionadamente a los estudios físico-matemáticos, especiali­zándose en la acústica experimental, en la que realizó notables progresos, como se deduce de sus Investigaciones de acústica (1787, v.), donde se describen sus conocidísimos experimentos sobre láminas vibrado­ras.

En 1790 inventó el primero de sus cu­riosos instrumentos musicales (el «eufono»), cuyo sonido, semejante al de la armónica, es emitido por pequeños cilindros de vidrio rozados longitudinalmente con los dedos hú­medos. El instrumento alcanza mucho éxito y Chladni lo aprovecha para visitar las princi­pales ciudades de alemania dando audicio­nes musicales. También pasó por San Petersburgo.

Tuvo varios imitadores que idea­ron curiosos instrumentos análogos al suyo («melodion», «panmelodion», etc.). Él mis­mo tuvo la idea de transformar el «eufono» en un instrumento de percusión, y pro­dujo (1802) el «clavicilindro», constituido por un cilindro único puesto en vibración, por rozamiento, mediante dispositivos resba­ladizos movidos por un teclado. El instru­mento ofrecía la forma, en conjunto, de un pequeño piano con una extensión de cua­tro octavas y media.

El cilindro de vidrio tenía la longitud del teclado y estaba colo­cado dentro de la caja. En el mismo año (1802) apareció su Tratado de acústica, que él mismo tradujo al francés (1809). Visitó de nuevo muchas ciudades alemanas, Bél­gica y Holanda, llegando finalmente a París, donde le acogió Napoleón, que le asig­naría también un premio.

Pasa después a Suiza e Italia (Turín, Milán, Pavía, Floren­cia, Padua, Verona). Se dedica plenamente al estudio de los meteoritos, hasta recapi­tular sus importantes investigaciones en un tratado, editado en Viena en 1819. De ca­rácter sencillo, leal, independiente, nunca solicitó favores de los potentados.

V. Forti