Novelista boliviano nació en La Paz en 1880, murió en París en 1928, donde se suicidó. Vivió muchos años en la capital de Francia. Es un costumbrista que arranca del realismo para pintarnos el panorama de su patria; trata de seguir los pasos literarios de novelistas españoles tan diversos como José M.ª de Pereda, Armando Palacio Valdés y Vicente Blasco Ibáñez, pero quizás este último, con la ayuda de los naturalistas franceses, influyó más poderosamente en su espíritu y en su técnica literaria.
Chirveches inició su carrera literaria como poeta modernista y pasó por la lírica sin pena ni gloria: Lili (1901), Noche estival (1904), Cantos de primavera (1909) y Añoranzas (1912). Sin embargo, como prosista es una de las grandes figuras de su país: Celeste (1905), A la vera del mar (1926) y Flor del trópico (1926) son novelas cortas que encuadran su personalidad de narrador, desde el balbuceo en la primera, hasta la discreta intranscendencia en las otras dos.
Pero sus tres novelas centrales, de construcción vigorosa y singular colorido, son La candidatura de Rojas (1908, v.), Casa solariega (1916) y La Virgen del Lago (1920). Es la primera de estas tres narraciones la que ha dado mayor renombre al autor fuera de Bolivia; sin embargo, algunos críticos bolivianos consideran como su mejor obra la segunda, la titulada Casa solariega, que nos relata el triunfo del aventurero andaluz Juan Luque en la sociedad de Chuquisaca y nos pinta las «costumbres latinoamericanas» de mano maestra, en un ambiente de lucha entre las aspiraciones liberales y la influencia clerical.
La Virgen del Lago, con mayores pretensiones de fantasía y erudición, no alcanza la altura de las anteriores. Chirveches es un crítico amargo de la sociedad boliviana de su tiempo desde su posición superior de hombre culto de formación europea, sin ahondar demasiado en los problemas y en las ansias del alma nacional.
J. Sapiña