Nació en Ponta Delgada, en la isla de San Miguel de las Azores, el 18 de abril de 1842, se suicidó en la misma localidad el 11 de septiembre de 1891. Se le considera el mejor poeta portugués después de Camoens (v.). En Coimbra, donde se doctoró en leyes en 1864, perdió la fe cristiana de su infancia, que se vio sustituida por el nuevo credo revolucionario, agnóstico y social: fruto .de este cambio fue Odes modernas (1865). Surge entonces la llamada «cuestión de Coimbra». Castilho (v.), árcade purista, convencionalmente romántico, mentor de las letras portuguesas después de la muerte de Almeida Garret (v.) y la ausencia de Herculano (v.), había criticado a Quental y a Braga (v.) por su rebelión a las reglas y les había acusado de escasa claridad de ideas.
Quental reaccionó violentamente proclamando (en Bom-senso e bom-gosto) que era preciso seguir la marcha de la cultura europea y conferir a la poesía finalidades graves. Después de viajar por París (1866) y por los Estados Unidos (1869), tomó parte en las conferencias que tuvieron lugar en el Casino de Lisboa, en las que se convirtieron en definitivos los ideales de la generación a la que pertenecía (cosmopolitismo, realismo, acción social, etc.: v. Causas de la decadencia de los pueblos peninsulares en los tres últimos siglos). Después de 1874, ya enfermo, se encerró cada vez más en su meditación, y aparecieron entonces los Sonetos completos (1866, v. Sonetos) y el estudio Tendencias gérais da filosofía na 2.a metade do séc. XIX, publicada en la Revista de Portugal en 1890. En estas obras de gran elevación de pensamiento se refleja el drama de un espíritu nobilísimo, oscilante entre lo absoluto y la nada, ansioso de Bien y de Verdad: un espíritu que recuerda a veces al de Leopardi. Quental, antimecanicista, tendió a «una comprensión sintética de las cosas, idealista y naturalista al mismo tiempo». Los Sonetos tienen estructura dialéctica y perfecta arquitectura; en cuanto a su prosa, es de una claridad ejemplar.
J. Prado Coelho